Su Infernal Majestad enciende la luz

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La figura eternamente acostumbrada a los escenarios ambientados en plena oscuridad dice adiós a su categoría de Infernal Majestad. Quiere emprender nuevos proyectos con sus miembros por separado. Así, como sucede en cualquier gira de despedida que se precie, HIM dijeron adiós a Madrid el jueves 15 con la sala La Riviera llena hasta los topes. Unas 1.500 personas agotaron las entradas allá por el mes de enero en apenas unos minutos. Y ahora está ocurriendo lo mismo en Santander.

Tal es la devoción que causa en nuestro país una banda finlandesa, que quizá sea desconocida para gran parte del público español. Sin embargo, habiendo iniciado su andadura artística en 1991 en Helsinki, HIM (His Infernal Majesty) sigue siendo todo un referente mundial en el metal y probablemente, uno de los grupos escandinavos más importantes de todos los tiempos. No hay banda en Finlandia que pueda presumir de haber ganado un disco de oro en Estados Unidos. Ninguna. Salvo ellos. Y eso que ya quedan muy lejos los años de desbordamiento de fama de unos jóvenes casi desconocidos incluso en su país allá por 1999.

Ville Valo
El vocalista de HIM, en un momento del concierto

En el camino hasta aquí, ocho álbumes grabados en estudio. El último de ellos, Tears on Tape, que suponía la guinda a una carrera que alcanzó su cima con Razordable RomanceLove Metal. El éxito de éste último dio nombre al estilo musical del grupo.

Al margen del metal, los integrantes de HIM son eminentemente románticos en su oscura y gótica languidez, con su vocalista Ville Valo como hipnótico líder que mantiene su postura impertérrito en el escenario; y con Mikko Lindström y Migé Amour, a los mandos de guitarra y bajo respectivamente, que fueron los que dieron la nota de color en la penumbra de La Riviera, retándose con la mirada mientras se sucedían los acordes.

El particular timbre de instrumentos pesados atrona en el micrófono con Buried alive by love y Heartache every moment, y HIM conseguía reivindicarse como banda que puede regodearse en un legado que se vislumbra atemporal. Y se suceden los temas hasta llegar al clásico It’s all tears, donde Ville demuestra su amplio rango vocal, desde lo gutural hasta lo melosamente popero, pasando por momentos de garganta rota. Sin embargo, el ejemplo que resume la esencia de HIM no llega hasta Join me in death (por la salud auditiva de quien me lee, recomiendo que los cascos no estén a todo volumen escuchando su música).

El directo continúa su andadura entre un fantástico control de la voz, pero con un moderado espectáculo de luces. Su Infernal Majestad aún no ha dicho adiós del todo. Es así como en las últimas canciones, la despedida se vuelve un karaoke con el pegadizo estribillo de Pretending. El perfecto epílogo lo puso Soul on Fire, con una fuerza especial en vivo, como ya han demostrado más de una vez.

Broche de oro para más de hora y media de solemne adiós en el que las lágrimas no tuvieron cabida. Sólo entonces, Su Infernal Majestad salió del escenario. Y las luces volvieron a encenderse.

 

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