Se dice que una imagen vale más que mil palabras, pero en ocasiones lo que vale es la altura a la que quedan los que interpretan la imagen sin pararse a observar detenidamente. ¿Qué diría usted que es lo que se ve en la fotografía que acompaña esta pieza? Fíjese bien. Puede parecer que tiene truco, pero no lo tiene: son solamente asientos vacíos dentro de un autobús. Pues bien, un grupo de radicales xenófobos de Noruega ve mujeres con burka.
A Johan Slattaviku, un ciudadano corriente, se le ocurrió comprobar hasta dónde llegan los prejuicios contra la inmigración en su país y obtuvo un resultado digno de estudio. Cuando vio esa estampa, sacó una foto y decidió publicarla en un grupo de Facebook, Fedrelandet viktigst (Patria primero), de carácter privado e integrado por 13.000 personas contrarias a los inmigrantes y el Islam.

«¿Qué os parece esto?». Así lanzaba el anzuelo Slattaviku. «Aterrador, debería estar prohibido»; «Nunca se sabe quién está debajo de eso. Podrían ser terroristas con armas»; “Hay que echarlos de nuestro país. Tiempos de miedo nos ha tocado vivir”. Así caían en la trampa los miembros del grupo de la red social.
El aluvión de respuestas ha provocado otro aluvión de reacciones jocosas ante tamaña puesta en evidencia. Otro usuario se hacía eco del ridículo del grupo xenófobo en su muro de Facebook recogiendo los comentarios en capturas de pantalla. Su post tiene ya millones de reacciones.
Mientras tanto, Johan Slattaviku concedía una entrevista al periódico noruego Nettavisen Nyheter, donde ha explicado con sinceridad paladina lo que buscaba con esa provocación: «Quería señalar la gran diferencia entre la crítica legítima de la inmigración y la xenofobia ciega; la diferencia entre lo que la gente responde en grupos y lo que responden cuando están solos; y para qué engañarnos, también un poco de entretenimiento». Por el momento, lo ha conseguido.