Cuando nace un elefante de un volcán

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De vez en cuando, se encuentran fotografías sencillamente espectaculares en las redes sociales. Y cuando se investiga, se da con historias tan fascinantes como las que rodean a dos de las islas –pertenecientes a Islandia- más curiosas y misteriosas del mundo. Aunque el acceso a ellas está controlado, si no directamente prohibido, su superficie jamás escapa de las cámaras de los científicos y biólogos que las estudian.

El nacimiento de un nuevo mundo

En la mañana del 14 de noviembre de 1963 ocurría un hecho sorprendente a varias millas de la costa meridional de Islandia. Unos pescadores dieron el aviso de la existencia de un humo negro que salía burbujeando en pleno océano. Algunos pensaron que se trataba de un barco hundido que se había incendiado. Otros, que podría ser un volcán submarino que había entrado en erupción. Ya al atardecer empezó a destacar una porción de lava endurecida a ras de las olas. Y a la mañana siguiente ya había una diminuta isla.

surtsey en lava
El volcán submarino de Surtsey escupe lava

La recién nacida superficie se convirtió en la isla más reciente que rodea Islandia. Recibió el nombre de Surtsey en honor a Surtur, el dios islandés del fuego, y curiosamente surgió de la misma forma que lo hizo la propia Islandia, apodada “Tierra del Fuego y del Hielo”, 20 millones de años atrás. Surtsey continuó emitiendo sucesivas erupciones volcánicas durante más de tres años hasta alcanzar los tres kilómetros cuadrados. Desde entonces, el paso del tiempo y la erosión han ido disminuyendo la superficie, pero los científicos que la visitan afirman que es muy improbable que desaparezca.

surtsey desde el avion
La orografía del terreno de Surtsey es completamente volcánico y aún hoy quedan huellas de las explosiones volcánicas que se pueden ver desde un avión o avioneta

Datos curiosos: desde su nacimiento, han crecido en Surtsey 30 de las casi 500 especies de plantas que crecen en Islandia, las primeras aves llegaron sólo tres años después de la última erupción y la fauna marina sigue en continuo crecimiento por la facilidad para la cría de focas grises, que a su vez sirven de alimento para las orcas. Bajo el agua también hay un nuevo ecosistema de erizos, algas y estrellas de mar que pueblan las laderas del volcán.

Actualmente sólo un grupo muy reducido de científicos están autorizados a pisar Surtsey. La única huella humana es una pequeña cabaña que el gobierno islandés permitió construir y que se usa durante las estancias de los investigadores. La evolución de un ecosistema desde cero ha servido a Surtsey para ser la única isla del planeta que, desde el preciso momento en que apareció, fue protegida, convertida en un laboratorio al aire libre y reconocida como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Cuando un elefante gigante emerge del océano

En el sur de Islandia existe un archipiélago llamado Islas Vestman. La mayor de todas es Heimaey y en ella viven 4.500 personas. En uno de sus extremos posee un acantilado de basalto que es idéntico a la cara de un elefante gigantesco que sumerge su trompa en el mar. De nuevo, hablamos de un conjunto de islas relativamente nuevo formadas por el volcán Eldfell, que estuvo en erupción en 1973.

isla elefante cara
La lava del volcán se acumuló en la orilla del mar…

La lava comenzó a dirigirse a la bahía donde la población tenía sus casas y sus cultivos. Durante la erupción, la mitad de la comarca quedó aplastada. La otra mitad se salvó gracias a la rápida actuación de los habitantes, que recogieron agua fría del mar y la volcaron sobre los torrentes de lava para desviarlos lejos. Y resultó que esta técnica fue tan efectiva que hoy día también se practica. Así que no es raro ver formas extrañas a lo largo y ancho de Heimaey. Gracias al contacto con el agua fría, la lava se solidificó y la isla creció alrededor de dos kilómetros –de alto y de largo.

isla elefante detalle
… hasta que se convirtió en un montón de roca que, con el paso del tiempo, parece más un misterioso elefante

Además de las arrugas que parecen grabadas en el acantilado y que tanto recuerdan a la piel de estos paquidermos, el tiempo y el viento han horadado las rocas hasta crear pequeñas grutas que han acabado por dibujar lo que parece el ojo y la oreja de un elefante.

Aún no me puedo creer que haya pasado por Islandia y no haya visitado semejantes bellezas… 😦

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