«¡Papá, he encontrado una espada!»

Este verano, Saga Vanecek, de ocho años, jugaba en la orilla del lago Vidöstern, en el sur de Suecia, cerca de la casa de verano de sus padres. Lanzaba palos y pequeñas piedras a la superficie del agua. Su padre estaba algo inquieto: esa tarde había fútbol y le había pedido a su hija que colocase una boya para avisar a los barcos de que había poca agua debido a la sequía, y se fueran a casa. Saga quiso tirar un último palo y esta vez cogió uno oxidado, puntiagudo y con empuñadura. «¡Papá, he encontrado una espada!», gritó Saga. «Cuando mi padre vio que estaba oxidada y que se doblaba, vino corriendo y la cogió», cuenta la niña al diario sueco The Local.

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La espada sería de finales de la Edad del Hierro, antes de la época vikinga. La empuñadura está cubierta de óxido y la vaina está hecha de madera y cuero / National Geographic

La primera llamada que hicieron los padres de la pequeña una vez en casa fue a las autoridades, que no tardaron en confirmar que, efectivamente, era una auténtica reliquia: una espada pre-vikinga, de alrededor del siglo V o VI a.C, según explicaba a National Geographic Mikael Nordström, del Museo de Jönköping. «Mide unos 85 centímetros de largo y está en un increíble buen estado de conservación. Aún se adivinan la madera de su empuñadura y el metal».

¿Cómo llegó la espada allí? Los investigadores no lo tienen claro: «Hace dos semanas encontramos una especie de broche prehistórico casi coetáneo a la espada, así que pensamos que el lago habría sido un lugar donde se oficiaban sacrificios«, cuenta Nordström. Incluso llegaron a pensar que encontrarían tumbas bajo el agua, algo que finalmente no ocurrió.

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Arqueólogos en el lago donde Saga encontró la espada / National Geographic

Desde este verano, el equipo de arqueólogos y restauradores del museo han seguido buscando, pero ningún hallazgo ha resultado tan importante como el de la espada. Lo último que hallaron fue una moneda del siglo XVIII. Pero la curiosidad de los ojos humanos tendrá que esperar alrededor de un año a que los restauradores terminen de hacer su trabajo con materiales tan complicados como la madera y el cuero.

El hallazgo se mantuvo secreto gracias a que Saga y sus padres no dijeron nada hasta que los investigadores estuvieron seguros de que no encontrarían nada más valioso. Hace un mes pudo contarlo en el colegio y su profesora organizó una fiesta: proyectó las entrevistas que Saga concedió en televisión y radio y repartió helados entre los alumnos. Aún así, su experiencia no le ha despertado a la pequeña ningún interés por estudiar «cosas viejas», como ella las llama. Prefiere centrarse en ser médico, veterinaria o actriz en París.

La arqueología sueca, en racha

Este mismo jueves, la revista Cell publicaba un estudio en el que la Universidad de Gotemburgo comunicaba el descubrimiento del caso más antiguo de plaga en humanos. Los científicos han encontrado restos del ADN de la bacteria que causó la peste negra en el siglo XIV en unos 80 esqueletos de agricultores del Neolítico Medio que vivieron cerca de la actual Falköping, en Suecia, hace unos 4.900 años.

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Restos de los 80 esqueletos hallados en Falköping / National Geographic

Se trataría de individuos de ambos sexos y de todas las edades que sobrevivieron a base de vegetales, cereales y animales como cerdos, vacas, ovejas y cabras. Así, este hallazgo supondría haber encontrado la cepa de la primera pandemia de la historia, que se extendió desde Europa hasta Asia a través de las nuevas rutas comerciales que empezaron a crearse. «Esta plaga prehistórica probablemente contribuyó a la decadencia de los pueblos neolíticos de Europa», concluye el estudio.

Este 2018 se despide de la ciencia en Suecia con muy buenas noticias. En febrero, se encontraron cráneos desarticulados y con estacas atravesadas de unos 8.000 años de antigüedad.

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