En directo desde un plató de la televisión pública danesa. Un grupo de niños de un colegio público danés se sienta en una bancada frente a un escenario vacío. Aparece el presentador, Jannik Schow, e invita a entrar a un grupo de adultos en albornoz. Todos ellos se colocan sobre una plataforma, quietos como estatuas, frente a los niños. A una señal, se quitan el atuendo y se muestran ante los niños como vinieron al mundo. «¿Alguna pregunta?», inquiere Schow a los chicos. La timidez de los jóvenes asistentes, que rondan los 13 años, es patente porque sólo unos pocos se atreven a levantar la mano. «Recordad: si en algún momento os sentís incómodos, podéis salir tranquilamente. Nada de lo que hagáis o preguntéis estará mal», tranquiliza el presentador.

Así se desarrolla cada día el programa Ultra smider tøjet (algo parecido a «Tira la ropa» en castellano). Se emite en el canal infantil de la televisión pública danesa, se estrenó el año pasado y fue el ganador del Festival de Televisión en Dinamarca de 2019. La idea principal es “combatir la vergüenza corporal y fomentar los sentimientos positivos sobre lo que es cada uno,” según han explicado los productores a The New York Times. En agosto estrenó su segunda temporada, coincidiendo con el inicio del nuevo curso escolar. Desde que comenzó, se ha vuelto uno de los programas más populares de la parrilla televisiva del país y ha levantado pasiones tanto para bien como para mal.
Las imágenes del episodio más reciente (que se puede ver en la web de la cadena pública DR, dado que YouTube tiene censurados los capítulos en todo territorio ajeno a Dinamarca) muestran a los adultos, que no son actores, sino voluntarios, enseñando cicatrices de sus operaciones, defectos físicos o incluso la pierna ortopédica que luce uno de ellos y el estoma de otro. «¿Qué te pasó para perder la pierna?», «¿No te da vergüenza enseñarnos la bolsita donde tienes tus… necesidades?», «¿Estás satisfecho con tu cuerpo?», «¿A qué edad te empezó a crecer el vello?», preguntan algunos de los menores. El hombre de la pierna ortopédica reconoce haber sufrido hasta conseguir aceptar su nuevo aspecto. «Pero mi relación conmigo mismo cambió con el tiempo», dice.

Jannik Schow, de 29 años, explicaba a The New York Times el motivo por el que decidió embarcarse en un programa tan arriesgado y que, estaba seguro, no se entendería fuera de Dinamarca: «Demasiado bombardeo a los críos en las redes sociales, tratando de convencerles de que lo que hay ahí es lo común, lo normal, lo perfecto. El 90% de lo que ves en Facebook e Instagram es equivalente a un modelo, pero el 90% de lo que ves en el mundo es justo lo contrario. Los cuerpos normales son así«, añade refiriéndose a los adultos de su programa, a los que nunca se enfoca en pantalla conjuntamente con los menores.
«Seguramente habrá quien piense: ‘Dios, ¿combinar desnudez y menores?’ Pero esto no tiene nada que ver con el sexo. Se trata de ver el cuerpo humano de forma natural, tal y como lo ven los niños. Nosotros aquí educamos así. Les enseñamos la realidad tal y como es«. Incluso llega a preguntarse en el último programa, titulado en castellano «La marca de la vida», si los niños serán igual de vulnerables «a las inclemencias del porno» después de ver el programa, o si por el contrario, se detendrán a analizar lo que es normal y lo que no.

Durante la grabación, Carina, una de las participantes, narra que, en su época de adolescente, los niños y las niñas se duchaban juntos en el mismo vestuario.
– ¿Y a vosotros? – pregunta el presentador-. ¿Qué os parecería que ahora se hiciera eso?
– Muy raro… – responden algunos niños con cierta timidez-. Parece más seguro que cada uno se duche con gente de su mismo género.
En cuestión está la protección de la infancia
El programa, que no ha dejado de ser polémico por mucha popularidad que alcance, ha llegado incluso a protagonizar los debates en el Parlamento danés. Un diputado del conservador Partido Popular Danés se convirtió en tendencia en redes sociales después de acusar al programa de «depravar» a los menores. Según él, el formato, producido por una filial de Warner Bros., tiene un contenido demasiado explícito para niños tan jóvenes que apenas han llegado a la adolescencia.
«Es demasiado pronto para enseñarles ese tipo de cosas a los menores», declaraba al tabloide B.T. «En esa edad se tienen otras cosas en la cabeza y los niños deben aprender ese tipo de cosas en el momento oportuno, en casa, con su padre y su madre, que son quienes deben enseñárselo para que luego las escuelas lo complementen. No de esta forma tan vulgar».
Sin embargo, los padres de los menores que acuden al programa deben dar su consentimiento explícito para que sus hijos estén presentes en la grabación, siempre hay un profesor presente y, según los productores del programa, hay siempre protocolos de actuación si alguno de los niños se siente incómodo en algún momento del rodaje.