Un volcán entra en erupción a unos kilómetros de la capital de Islandia

Finalmente ha sucedido lo que los expertos esperaban con gran convicción que ocurriría. El volcán Fagradalsfjall, situado en el extremo sur de Islandia, a unos 30 kilómetros de Reykiavik, la capital, ha entrado en erupción este viernes después de semanas de una gran actividad sísmica en la isla. De hecho, en menos de un mes, los sismólogos han llegado a registrar hasta 40.000 temblores de tierra desde febrero en la península de Reykjanes, donde se ubica el volcán.

La erupción, que tiñó de rojo el cielo de la ciudad en plena noche, obligó a interrumpir el tráfico aéreo por la zona. Los medios de comunicación de Islandia se hacen acopio de las imágenes grabadas tanto desde los helicópteros de los equipos científicos y de emergencia como desde cámaras situadas en casas particulares, desde las que era posible divisar la columna de humo por encima de la iluminación de la capital.

La Oficina Meteorológica de Islandia (IMO, por sus siglas en inglés) ha informado de que, si bien aún se está trabajando para evaluar el fenómeno y los posibles daños que pueda causar, «la grieta de erupción tiene entre 500 y 700 metros de longitud y el área de lava ocupa algo menos de un kilómetro cuadrado de superficie», según recoge el servicio en su cuenta de Twitter.

«La erupción es pequeña y la actividad volcánica ha descendido desde ayer por la tarde», explican desde la IMO | Twitter

No obstante, y aunque la información se va actualizando cada pocas horas, la situación sigue siendo delicada y se espera que la contaminación por gas se extienda hasta Þorlákshöfn, en el sur de Islandia y continúe durante horas. Por eso, las autoridades islandesas, entre ellas la primera ministra, Katrín Jakobsdóttir, han llamado a la calma y recomendado que nadie se acerque a la zona afectada. En concreto, se ha pedido a los vecinos del sur que permanezcan en casa, cierren puertas y ventanas y suban la temperatura de la calefacción para reducir la capacidad de entrada del gas. Y aunque la situación no es especialmente alarmante, se han cortado las carreteras y se han activado los servicios de emergencia ante una posible erupción más grande que sí pudiera llegar a la capital.

«Actualmente, no se prevé que la contaminación por gas cause muchos problemas para la población, excepto a aquellos núcleos cercanos a la fuente de erupción. Las emisiones serán analizadas en breve» | Twitter

Un alivio, más que un agravio

Los científicos preveían una gran erupción desde el pasado 4 de marzo y llevaban desde entonces monitorizando la situación en Reykjanes. La quietud del viernes por la mañana hizo sospechar lo que finalmente se produjo. «Esta erupción no ha sido ninguna sorpresa. La nación ha estado esperándola con la respiración contenida durante tres semanas», explica el profesor de Geofística Pall Einarsson a los medios islandeses.

La IMO compartió en su cuenta de Twitter una imagen sobre el registro sismográfico en la península de Reykjanes horas antes de la erupción. En la parte derecha del gráfico se observa una gran concentración de actividad | Twitter

Es más, Fannar Jonasson, el alcalde de una de las regiones más próximas a la península donde está situado el volcán casi da a entender que la erupción ha sido bienvenida: «Creo que ahora la gente está bastante relajada. Ha habido un creciente cansancio porque estos terremotos no han dejado dormir a la población y han sido difíciles de soportar. La ansiedad ha ido creciendo y algunos han dicho: ‘Si va a haber una erupción, mejor que venga. Así nos libramos de la presión'».

Un acontecimiento histórico para Islandia

Más allá de la importancia o perjuicios que provoque la erupción, el país ha asistido a un acontecimiento histórico. El Fagradalsfjall llevaba 6.000 años inactivo y es la primera vez que la península de Reykjanes ve un fenómeno así en casi ocho siglos. La última erupción de un volcán en Islandia se produjo en 2010 y fue bastante más aparatosa: implicó el cierre de los espacios aéreos y retrasos en los vuelos desde la mayor parte de Europa y durante seis días, afectando a más de 10 millones de personas y costando a las arcas públicas más de 1.200 millones de euros.

Un comentario Agrega el tuyo

  1. Impresionante recordar con tu post la actividad sísmica y volcánica de Islandia. Nosotros sufrimos «parcialmente» la erupción del Eyjafjallajökul que sembró el caos aéreo en buena parte de Europa en 2010. Nos encantó Islandia.
    Hasta que podamos volver a viajar seguros, no nos queda otra que recordar impresionantes lugares y empezar a planificar con ilusión los siguientes viajes, aunque no se para cuando. Te invito a que te pases también por mi blog. Saludos.

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